El Papel de Agustín de Iturbide en la Independencia de México

Publicado el 26 junio 2025

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Iturbide, inicialmente oficial realista, cambió de bando en 1821 proclamando el Plan de Iguala con las Tres Garantías: religión, independencia y unión. Se alió con Vicente Guerrero, formó el Ejército Trigarante y negoció los Tratados de Córdoba, consumando pacíficamente la independencia mexicana el 27 de septiembre de 1821.

Agustín de Iturbide comenzó su carrera militar como oficial realista, defendiendo fervientemente la Corona española contra los movimientos insurgentes iniciados por Miguel Hidalgo en 1810. Durante una década, Iturbide se distinguió como uno de los más eficaces comandantes realistas, combatiendo a las fuerzas de Hidalgo, José María Morelos y otros líderes independentistas.

Sin embargo, hacia 1820, las circunstancias políticas en España cambiaron drásticamente. La restauración de la Constitución liberal de Cádiz y las políticas anticlericales implementadas por el gobierno español generaron descontento entre los sectores conservadores novohispanos, incluyendo el alto clero, los comerciantes criollos y los militares realistas como Iturbide.

El plan de iguala: La estrategia de la independencia

El 24 de febrero de 1821, Iturbide proclamó el Plan de Iguala, documento que se convertiría en el fundamento ideológico de la independencia mexicana definitiva. Este plan establecía tres principios fundamentales conocidos como las «Tres Garantías»:

Religión: Mantenimiento del catolicismo como única religión oficial del futuro México independiente, garantizando los privilegios y propiedades de la Iglesia católica.

Independencia: Separación total de México del dominio español, estableciendo una monarquía constitucional independiente.

Unión: Igualdad de derechos entre criollos y peninsulares, eliminando las distinciones de casta que habían caracterizado el sistema colonial.

La alianza con Vicente Guerrero

Uno de los movimientos más hábiles de Iturbide fue lograr la alianza con Vicente Guerrero, último gran líder insurgente activo en el sur del país. El famoso «Abrazo de Acatempan» el 10 de febrero de 1821 simbolizó la unión entre las fuerzas realistas de Iturbide y los insurgentes de Guerrero, creando el Ejército Trigarante.

Esta alianza fue estratégicamente brillante porque unificó a dos sectores que habían estado enfrentados durante más de una década: los insurgentes populares representados por Guerrero y los sectores conservadores criollos liderados por Iturbide.

El ejército trigarante y la campaña final

Bajo el liderazgo de Iturbide, el Ejército Trigarante (llamado así por defender las Tres Garantías) inició una campaña militar que resultó sorprendentemente exitosa. A diferencia de las anteriores insurgencias, caracterizadas por la guerra de guerrillas y la violencia social, el movimiento de Iturbide logró atraer a amplios sectores de la sociedad novohispana.

La estrategia de Iturbide se basó más en la negociación política y la adhesión voluntaria que en la confrontación militar directa. Muchas ciudades y regiones se sumaron pacíficamente al Plan de Iguala, reconociendo en él una vía viable hacia la independencia que respetaba los intereses de diferentes grupos sociales.

Los tratados de córdoba

El punto culminante del papel de Iturbide en la independencia fue la negociación de los Tratados de Córdoba el 24 de agosto de 1821 con Juan O’Donojú, último virrey enviado por España. Estos tratados reconocían formalmente la independencia de México y establecían las bases para la transición política.

Los tratados representaron una victoria diplomática extraordinaria para Iturbide, quien logró que España reconociera la independencia mexicana sin una guerra prolongada y devastadora, como había ocurrido en otras regiones de América Latina.

La entrada triunfal a la Ciudad de México

El 27 de septiembre de 1821, exactamente en su cumpleaños número 38, Iturbide encabezó la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México. Este momento marcó simbólicamente la consumación de la independencia mexicana y estableció a Iturbide como la figura central del nuevo México independiente.

Legado y significado histórico

La biografía de Agustín Iturbide revela un personaje complejo cuyo papel en la independencia mexicana fue paradójico pero decisivo. Aunque inicialmente fue un enemigo acérrimo de la insurgencia, logró lo que los insurgentes originales no habían conseguido: una independencia negociada que mantuvo la estabilidad social y evitó la fragmentación territorial.

Su estrategia política demostró una comprensión sofisticada de las fuerzas sociales en juego. Al garantizar la protección de la religión católica, tranquilizó al clero y a los sectores conservadores. Al promover la igualdad entre criollos y peninsulares, apeló a los ideales ilustrados. Al aliarse con Guerrero, incorporó a los sectores populares que habían sostenido la insurgencia.

Sin embargo, esta misma habilidad política que le permitió consumar la independencia también generó suspicacias sobre sus verdaderas motivaciones, cuestionamientos que marcarían su posterior carrera política como emperador de México.

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