España no entró formalmente en la Segunda Guerra Mundial porque su economía estaba devastada tras la Guerra Civil y carecía de recursos militares para sostener un conflicto. Aunque Franco deseaba unirse al Eje, sus exigencias territoriales en África resultaron inaceptables para Hitler, quien no quería enemistarse con la Francia de Vichy. La combinación de debilidad económica, demandas excesivas y el cambio del curso de la guerra a favor de los Aliados mantuvieron a España como país oficialmente neutral, aunque colaboró con Alemania enviando la División Azul al frente soviético.
Información | Detalles |
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Posición oficial inicial | Neutralidad (4 de septiembre de 1939) |
Cambio de estatus | No beligerancia (12 de junio de 1940) |
Retorno a neutralidad | 1 de octubre de 1943 |
Entrevista de Hendaya | 23 de octubre de 1940 (Franco-Hitler) |
División Azul activa | 1941-1943 (frente soviético) |
Voluntarios españoles | Aproximadamente 45.000 soldados |
Bajas División Azul | 4.954 muertos, 8.700 heridos, 2.137 mutilados |
Batalla más sangrienta | Krasny Bor (10 de febrero de 1943) |
Exportaciones al Eje | Wolframio y piritas (materiales militares) |
Fin exportaciones a Alemania | 2 de mayo de 1944 |
Jefe de Estado español | Francisco Franco (1939-1975) |
Ministro Asuntos Exteriores | Ramón Serrano Suñer (1940-1942) |
Comandante División Azul | General Agustín Muñoz Grandes |
El contexto inmediato tras la Guerra Civil
España declaró su neutralidad el 4 de septiembre de 1939, apenas cinco meses después de finalizar la Guerra Civil. Sin embargo, esta posición inicial escondía una realidad diferente. El país atravesaba precarias condiciones económicas, con infraestructuras devastadas y una industria paralizada tras tres años de conflicto interno.
Las diferencias con la Primera Guerra Mundial eran evidentes: mientras que entonces España se mantuvo neutral por aislacionismo, en 1939 la neutralidad respondía a la devastación de nudos de comunicaciones, industrias y ciudades causada por la Guerra Civil. La miseria no era inevitable, sino consecuencia directa de las políticas autárquicas del régimen.
Las deudas con el Eje
Italia y Alemania tenían a Franco comprometido por su intervención en la Guerra Civil. El 28 de noviembre de 1936, Italia firmó un acuerdo secreto con el gobierno de Burgos que estipulaba colaboración en caso de conflicto. Esta deuda moral y política pesaba sobre las decisiones del dictador español.
Antes de estallar la guerra, el ministro Beigbeder explicó al embajador portugués que la neutralidad española con Alemania sería «benevolente». De hecho, Franco ofreció cooperación al Tercer Reich incluso antes de que Hitler le emplazara en Hendaya.

El cambio a la no beligerancia
El 12 de junio de 1940, tras la entrada de Italia en la guerra y la rápida derrota de Francia, Franco cambió la posición española de neutralidad a no beligerancia. Este estatus significaba que el gobierno español, aunque reclamaba ser neutral, confesaba abiertamente que no lo era y no quería serlo políticamente.
La caída de Francia sorprendió al régimen. Franco creyó que la guerra estaba prácticamente decidida y vio la oportunidad de conseguir un imperio en el norte de África a costa de las colonias francesas.
La entrevista de Hendaya
El 23 de octubre de 1940, Franco se reunió con Hitler en la estación de Hendaya, junto a la frontera hispano-francesa, acompañados por sus ministros de Asuntos Exteriores. El objetivo era resolver los desacuerdos sobre las condiciones españolas para entrar en la guerra del lado del Eje.

Las exigencias territoriales de Franco
Franco exigió la devolución de Gibraltar, la cesión del Marruecos francés y de una parte de la Argelia francesa, además del envío de suministros alemanes de armas, combustible y alimentos. Hitler consideró estas demandas extortionantes y no deseaba perturbar sus relaciones con el régimen de Vichy.
El resultado de la reunión
Después de siete horas de reunión, el único resultado fue la firma de un protocolo secreto en el que Franco se comprometía a entrar en la guerra en una fecha que él mismo determinaría, mientras Hitler garantizaba vagamente que España recibiría «territorios en África».
Al despedirse, Franco comentó a Serrano Suñer: «estos tipos lo quieren todo y no dan nada», mientras Hitler afirmó: «con estos tipos no hay nada que hacer». Posteriormente, Hitler confesó a Mussolini que prefería «sacarse tres o cuatro dientes antes que hablar de nuevo con ese hombre».
El debate historiográfico
Existen dos interpretaciones principales sobre por qué España no entró en la guerra:
Algunos historiadores sostienen que Hitler no estaba dispuesto a ceder a las demandas formuladas por Franco. Otros argumentan que Franco elevó sus peticiones intencionalmente para desalentar a Alemania y lograr la neutralidad del país.
También se debate la influencia del almirante Wilhelm Canaris, quien aseguró a Franco, a espaldas de Hitler, que Alemania no ganaría la guerra. Esta información habría sido determinante en las decisiones posteriores del dictador español.
La colaboración real con el Eje
A pesar de no entrar formalmente en la guerra, España colaboró sustancialmente con Alemania:
La División Azul
El 27 de junio de 1941, tras la invasión alemana de la Unión Soviética, España constituyó la División Azul y la Escuadrilla Azul para luchar junto a Alemania contra los soviéticos. Entre 1941 y 1943, cerca de 45.000 soldados españoles participaron en diversas batallas relacionadas con el sitio de Leningrado.
La División tuvo 4.954 muertos en el frente, 8.700 heridos, 2.137 quedaron mutilados y 372 fueron hechos prisioneros por el Ejército Rojo. La batalla más sangrienta fue la de Krasny Bor en febrero de 1943, donde unos 5.900 voluntarios hicieron frente a 44.000 soldados soviéticos.

Apoyo económico y logístico
España exportó piritas y wolframio a Alemania, materiales imprescindibles para uso militar. Los alemanes consiguieron a través de España suministros de otros países con los que no podían comerciar.
El régimen español permitió el avituallamiento a submarinos alemanes e italianos y dio facilidades a los servicios de inteligencia alemanes en todo el territorio español. Incluso en 1945, barcos españoles transportaron suministros a focos de resistencia nazis aislados en el suroeste francés.
El giro hacia la neutralidad
A partir de 1942, con el cambio de signo de la guerra a favor de los Aliados, España inició un giro forzado hacia la neutralidad. El 1 de octubre de 1943, el gobierno hizo una declaración oficial de neutralidad, abandonando la posición de no beligerancia.
El 2 de mayo de 1944, España terminó las exportaciones de wolframio a Alemania, expulsó a los agentes alemanes de Tánger y cerró la misión japonesa, comprometiéndose a colaborar con Estados Unidos y Gran Bretaña.
La teoría de las tres guerras
Para justificar su comportamiento, Franco difundió una peculiar teoría según la cual se estaban desarrollando tres guerras simultáneas: en la del Eje contra la URSS, España era favorable al Eje; en la del Eje contra los Aliados occidentales era neutral; y en la guerra del Pacífico, España necesitaba derrotar a los japoneses.
Esta construcción narrativa permitió al régimen presentar su posición como coherente, cuando en realidad respondía a cálculos oportunistas según evolucionaba el conflicto.
Conclusión ¿Por qué España no entró en la Segunda Guerra Mundial?
España no fue verdaderamente neutral en la Segunda Guerra Mundial. De todos los países que proclamaron neutralidad, España fue el que menos lo fue. La combinación de debilidad económica, cálculo político y presión internacional evitó la entrada formal en la guerra, pero no impidió una colaboración sustancial con el Eje hasta que la derrota alemana se volvió inevitable.
El mito franquista de que Franco salvó heroicamente a España de la guerra no resiste el análisis histórico. La realidad muestra a un dictador que deseaba participar junto a Hitler, pero que las circunstancias económicas, militares y geopolíticas mantuvieron al margen del conflicto como beligerante formal.